domingo, 30 de agosto de 2009

Tercer grado.

La flama alcanzó su cara y la carne se consumía como hule.
Pensaba en apagarse, en saltar, en morir. Pero una persona altruista lo pudo salvar.
La cara comprimida y arrugada debajo de un vendaje, los ojos expresivos que se lograron salvar veían un ir y venir entre dialogo de hospital.

No quería ser la persona débil a quien todos conmisceran, quería ser el final de la cadena alimenticia.
Y así devoró noche tras noche con la furia del fuego que se llevó su pasado.