sábado, 20 de agosto de 2011

Milímetros.

Dicen que la cara se le resbaló como cera.
Que ya no pudo más con el dolor, con el calor que sentía dentro y que lo mantenía plásmico e inmóvil.
Dicen que se la acabaron las metáforas y las ganas de vivir, que le dio sed de agua de mar y la bebió hasta olvidar.
Dicen que la luna hizo unas manos de luz y lo mecía.

Era de noche, pasada la hora convenida (como siempre) y ya no había medio de transporte en kilómetros a la redonda. Me puse a caminar, rumbo a mi casa, lejana pero alcanzable.
En ratos corrí, en ratos me paré, maldecí, oré, patee piedritas y apagué mi pensamiento...

En la foto que nunca tuvimos no estás sonriendo, estás así, acomodando las pestañas.

Nuestra historia es un muñeco desarmado, es un caldo de neurosis, es la estatua de la soledad, es un niño queriendo ser El Santo...

En la foto que nunca tuvimos hay simbolismos y muchas prendas oscuras.

Oye que tu novia esto, oye que te vi con ella. Shazam, blood rain, Captain America 147 ultimate fighting combo... You bitch, watch your mouth...

En la foto que nunca tuvimos estoy mordiendo tus cachetes.

"Me cae mal ese pendejo" Silencio, silencio y después más silencio.

En el respeto que nunca... Ah sí, la foto. La foto está llena de flores. O no está.

Al final soy un conocido, un pana. Para no alejar las posibilidades, para no hacerme notar.

En la foto que nunca tuvimos hay dos nombres, grandes, gritados. Hay respeto por la mujer que fue mi compañera, mi barco de salvación, mi pañuelo de lágrimas, mi confesionario, mi objeto del deseo, mi rabia, mi paz, mis horas tarde, mi distracción entera, mi beso más torpe, mi música, tu música, nuestra música, hay coraje, hay rabia, hay ganas de quitarme la piel entera.

Hay ganas de decir tu nombre, ahora que ya tiene alas: Enid.