Pasando de prisa te compré un mar.
Mientras caminabas rápido e ibas enfocada a tu objetivo, te acariciaron los ojos tus regalos. A manera de paisaje el aire comenzó a tocarte y se puso intenso el sol para que olieras la brisa.
Pasando de brisa te traje el sol.
¿Me detuve a ver los detalles en las cosas que desprecio diario? No sé. Miré para arriba y ahí estaba en el mejor de los status un cielo implacable, infinito.
Atravesando mi alma el calor, el fuego quemándome entero y este dolor. Que yo me busqué, que no supe manejar y ahora todo está perdido en los cabellos del mar que de tan juntos mojan y comienzan a llamar.
Te necesito es la palabra. Te necesito es el número de parpadeos cuando hablo de tí y también las estupideces que se fueron en mi música precaria.
Pudimos tener simbolismos anclados a las mejillas, pudieron atraparnos y dejarnos arder.
Pudieron quitar todas las cadenas invisibles y la artitris imaginaria. Pero no.
Mientras caminabas rápido e ibas enfocada a tu objetivo, te acariciaron los ojos tus regalos. A manera de paisaje el aire comenzó a tocarte y se puso intenso el sol para que olieras la brisa.
Pasando de brisa te traje el sol.
¿Me detuve a ver los detalles en las cosas que desprecio diario? No sé. Miré para arriba y ahí estaba en el mejor de los status un cielo implacable, infinito.
Atravesando mi alma el calor, el fuego quemándome entero y este dolor. Que yo me busqué, que no supe manejar y ahora todo está perdido en los cabellos del mar que de tan juntos mojan y comienzan a llamar.
Te necesito es la palabra. Te necesito es el número de parpadeos cuando hablo de tí y también las estupideces que se fueron en mi música precaria.
Pudimos tener simbolismos anclados a las mejillas, pudieron atraparnos y dejarnos arder.
Pudieron quitar todas las cadenas invisibles y la artitris imaginaria. Pero no.
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Hay quien calla para no equivocarse...
yo mismo debería hacerlo.