sábado, 11 de diciembre de 2010

399

El romance calavera, la polaridad de nuestros huesos. Tan escondidos ellos, tan hasta dentro y más allá lo vulnerable, lo que genera la vida.

El romance del cadáver. Yo ya me fui y tú te quedas, me enfrío en la nada y tú te quemas de mí. Mientras los gusanos comen, mientras la vida pasa de un lado a otro, mi imagen se queda, se desgasta.

El romance de lo espontáneo, de lo atrevido. Del lepton por el CHON.

Del quien sabe.



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Hay quien calla para no equivocarse...
yo mismo debería hacerlo.