sábado, 16 de mayo de 2009

Injustificado

Ad líbidum, quiero que esto esté aquí y allá.

Pero no tengo el control, no tengo nada más que la maravillosa… Si, pero vulgar sensación de poder común de un individuo más.


 

La vida se pone pesadamente culera un gramo cada día, yo soy sólo el tótem de nadie, espíritu defensor de una causa perdida.

En mis ojos los azotes de crueldad contra mi religión, me gusta la paz y la sangre.


 

Soy un dios ambiguo y de gobierno tambaleante, es que me gobiernan los deseos del cuerpo, las ambiciones banales, cuando mi espíritu se levanta sobre toda mi esencia.


 

Soy un traidor de fuego y hielo, soy el pecador que se arrepiente.

4 comentarios:

  1. Que nunca se arrepienta por los deseos del cuerpo, entonces (que nunca son banales [ni vanales])

    Aaah jijo, y esta plantilla? No me parece nada Ursus.

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  2. weno con cual te vas a quedar wey hahahahaha

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Hay quien calla para no equivocarse...
yo mismo debería hacerlo.